Es una enfermedad sistémica inflamatoria crónica, que generalmente causa comezón. En la piel se manifiesta como placas rojas/rosadas escamosas bien definidas que se sitúan principalmente en codos, rodillas, región sacra y piel cabelluda, aunque puede afectar toda la superficie cutánea, las articulaciones y las uñas.
Es bilateral, y suele ser simétrica. Predomina en piel cabelluda, salientes óseas como codos y rodillas, región sacra y caras de extensión de extremidades. También puede afectar ombligo, palmas de las manos, plantas de los pies, genitales y mucosa bucal, y pliegues de flexión. Generalmente se observan parches secos, gruesos y elevados en la piel, que son el signo más común. Estos parches a menudo están cubiertos con una capa de color blanco plateado llamada escama, y tienden a picar.
Se puede clasificar según la edad de presentación, la localización o según la forma y el tipo de las lesiones.
Edad de presentación: Tipos I, juvenil y II, del adulto. Siendo la tipo I con aparición temprana, en promedio los 20 años además de ser más generalizada, resistente a tratamiento y más grave. Mientras que la tipo II es de aparición tardía, por lo general alrededor de los 60 años y su evolución clínica es benigna.
Localización: De la piel cabelluda, De la zona del pañal, De uñas, Facial, Palmo-plantar, Invertida (de pliegues), De glande y prepucio, Laríngea y ocular, Bucolingual y Universal.
Morfología: Placas, gotas, anular, lineal, entre otras.
Sistema inmunitario: La psoriasis es una enfermedad autoinmunes. En este caso, los linfocitos atacan por error las células de la piel. Este ataque erróneo hace que el proceso de producción de células de la piel se acelere. La producción acelerada hace que se desarrollen más de estas células demasiado rápido. Son empujadas a la superficie de la piel, donde se amontonan. Esto da como resultado las placas que se asocian más comúnmente con la psoriasis.
Genética: Algunas personas heredan genes que las hacen más propensas a desarrollar psoriasis. Si se tiene herencia familiar, la probabilidad de padecerla es mayor. Sin embargo, el porcentaje de personas que padecen psoriasis y tienen una predisposición genética es pequeño. Aproximadamente del 2% al 3% de las personas con el gen desarrollan la enfermedad.
Se necesitan de dos pruebas para lo que es su diagnóstico:
Examen físico: Se puede realizar su diagnóstico con un examen físico realizado por el médico. Los síntomas de la psoriasis suelen ser evidentes y fáciles de distinguir de otras afecciones que pueden causar síntomas similares.
Biopsia: Si los síntomas no están claros o se desea confirmar un caso sospechoso, se toma una pequeña muestra de piel, la cual se enviará a un laboratorio, donde se examinará con un microscopio. Este examen puede diagnosticar el tipo de psoriasis y descartar otras patologías.
Otras dermatosis como eccema numular, dermatofitosis, pitiriasis rosada, pitiriasis liquenoide crónica, dermatosis pustulosa subcórnea, eccema dishidrótico, intértrigo candidiósico, pénfigo benigno familiar, dermatitis seborreica, lupus eritematoso discoide crónico, pitiriasis rubra pilaris, eccema atópico y linfoma cutáneo de células T entre otros.
La psoriasis no tiene cura. Los tratamientos tienen como objetivo reducir la inflamación y las escamas, retrasar el crecimiento de las células de la piel y eliminar las placas. Los tratamientos para la psoriasis se dividen en tres categorías:
Tratamientos tópicos: Las cremas y ungüentos aplicados directamente sobre la piel pueden ser útiles para reducir la psoriasis leve a moderada. Estos pueden ser corticoesteroides tópicos, retinoides tópicos, análogos de vitamina D, acido salicílico y cremas humectrantes.
Medicamentos sistémicos: Las personas con psoriasis de moderada a grave, y aquellas que no han respondido bien a otros tipos de tratamiento, pueden necesitar medicamentos orales o inyectados. Dentro de estos medicamentos están: Metrotexato, ciclosporina, medicamentos biológicos y retinoides.
Terapia con luz: Se usa luz ultravioleta (UV) o natural. La luz solar mata los glóbulos blancos hiperactivos que atacan las células sanas de la piel y provocan el rápido crecimiento celular. Tanto la luz UVA como la UVB pueden ayudar a reducir los síntomas de la psoriasis leve a moderada.
Autores
Mariana Monge
Luisa Quesada
Angelica Tobia
Daniel Villalobos