El Vitíligo es una hipermelanosis adquirida manifestada clínicamente por aparición progresiva dando como resultado máculas y parches acrómicas e hipocrómicas (Molé & Coringrato, 2019);.
Es una enfermedad pigmentaria adquirida por una destrucción parcial o total de los melanocitos que afecta tanto la piel como las mucosas, éste se caracteriza por manchas acrómicas e hipocrómicas, asintomáticas. La causa es desconocida, se considera que es un proceso autoinmune sistémico de predisposición genética (Guzmán R(Ed.), 2015); (Kochubei-Hurtado, 2020). Dentro de la teoría autoinmune se involucran factores auto citotóxicos, neurogénicos y autoinmunes, esto se explica con la detección en el plasma de anticuerpos antimelanocitos, anticuerpos contra la célula parietales y células adrenales (Antillon, 2014); (Sakeena Fatima & al, 2022).
El vitíligo generalmente comienza en la infancia y la adultez, aproximadamente el 50% de los pacientes adquieren la enfermedad a la edad de 20 años, y su incidencia va disminuyendo conforme aumenta la edad.
En México Saúl4 menciona que el vitíligo ocupa entre el 3º y el 5º lugar entre todas las dermatopatías, con un 3 a 5% del total. Predomina en la mujer, es raro que sea congénito, que se presente en el lactante, así como que inicie después de los 50 años. (Dr. Hugo Alarcón, 2000)
La piel con vitíligo presenta cambios morfológicos tanto en el epitelio como en la dermis superior (Miote & Hitomi Sakiyamad Gerson Dellatorrea Hélio, 2022).
Histopatológicamente se observa menor pigmentación en la capa basal hasta del 78% de la epidermis con vitíligo y se identifica algún infiltrado hasta el 48% de los casos (Miote & Hitomi Sakiyamad Gerson Dellatorrea Hélio, 2022). Histológicamente no se encuentran melanocitos en las máculas de vitíligo; sin embargo, se puede observar melanocitos hipofuncionales (Fig 1 y 2)
En cuanto al cuadro clínico, las lesiones tienen a la bilateralidad y simetría; predominan en el dorso de las manos, muñecas, antebrazos, contorno de los ojos y boca, piel, cabelluda, cuello, punta de los dedos, zonas genitales y pliegues de flexión (Fig. 3)
La base del diagnóstico clínico es la aparición de máculas o lesiones acrómicas, una correcta historia clínica (anamnesis) y examen físico completo son suficientes. El examen se puede complementar con la lámpara de Wood, que ayuda a ver la lesión no visible al ojo clínico. Cuando los casos son dudosos se debe confirmar histopatológica en lo que se observan infiltrados celulares escasos o ningún melanocito (Molé & Coringrato, 2019).